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La trampa (Trap, Estados Unidos, Yemen, Reino Unido 2024). Guion y dirección: M. Night Shyamalan. Protagonistas: Josh Hartnett, Ariel Donoghue, Hayley Mills, Jonathan Langdon, Alison Phill y Saleka Shyamalan. Duración: 105 minutos.
La trampa es la última película escrita y dirigida por M. Night Shyamalan, nominado a dos premios Oscar, que deja de lado lo sobrenatural para dedicarse exclusivamente al suspenso. Y cuenta con un reparto encabezado por Josh Hartnett, acompañado de Ariel Donoghue, Hayley Mills, Jonathan Langdon, Alison Phill, e introduciendo a Saleka Shyamalan, hija del director.
La historia se centra en Cooper Adams (Hartnett), un asesino serial también conocido como «el Carnicero», que asiste con su hija al multitudinario recital de una cantante pop (Shyamalan). Y se da cuenta que está rodeado de policías, que como su título indica, le tendieron una trama para atraparlo, buscándolo entre los presentes, porque no conocen su verdadera identidad.
En primer lugar, es necesario destacar que Cooper Adams tiene mucho en común con Richard Kimble, interpretado por Harrison Ford, en «El fugitivo» (The fugitive, Andrew Davis 1993). No solo porque ambos lo sean, sino que también se las ingenian para escapar improvisando con lo que tienen a mano sin recurrir a la violencia. Lo que resulta un error de puesta en escena, ya que no se le permite al espectador liberar la tensión acumulada, sino que tampoco se muestran acciones concretas que revelen la peligrosidad de este personaje, y nunca se nos revela cual es su motivación.
Porque si bien su director comete además el error deliberado de hacer que un personaje secundario explique lo que ocurre en un primerísimo primer plano, lo que resulta anticlimático, deja de lado su estilo en función de la historia. Pensada como una excusa para promocionar la carrera musical de su hija, motivo por el cual le dedica tantos minutos a mostrarla bailando mientras interpreta diferentes temas musicales. Haciéndola adquirir un mayor protagonismo que la doctora Grant (Mills), a cargo de la investigación y el operativo, personaje sumamente interesante pero poco desarrollado.
En conclusión, con La trampa, M. Night Shyamalan hace a un lado sus vicios autorales para respetar las reglas del suspenso, entendido como género cinematográfico, y contar otra historia más que tiene como eje el tema del encierro. Por lo que termina resultando un policial adocenado, aunque por momentos entretenido, que se convierte una de las mejores películas de este sobrevalorado director que demuestra claramente que hacer cine de autor no necesariamente significa hacer obras maestras.
PATRICIO FERRO