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Cuando acecha la maldad (Argentina, Estados Unidos 2023). Guion y Dirección: Demian Rugna. Protagonistas: Ezequiel Rodríguez, Demián Salomón, Silvina Sabater, Federico Lis y Luis Ziembrowski. Duración: 99 minutos.
No importa de que lado del “espectro político” te encuentres, todos tememos por la economía de este país que aguanta azotes como pocos. Te obligan a estar polarizado.
En el cine no debería ser así porque es ficción y no debería afectar nuestros gustos.
En estos momentos durísimos para Argentina nos llega por fin a nuestras salas la obra de un genio que conozco hace casi 20 años y nunca me ha defraudado.
A diferencia de otras realizaciones esta tuvo que triunfar primero afuera; acá no está teniendo la promoción que merece. El largometraje “Aterrados” (del mismo director, 2017) fue un ‘boom’ porque su paso por decenas de festivales y redes como “Tik Tok” hizo que ese boca en boca ponga en el radar a este talento de Haedo. Tanto es así que el mismísimo Guillermo Del Toro le está produciendo una versión (de la cinta mencionada) para Estados Unidos. Sabemos que las ‘remakes’ gringas casi nunca fueron del agrado de la mayoría. Uno de los pocos casos que sí fue bien recibida es “Funny games” del gran Michael Haneke que calcó cuadro por cuadro y logró con un elenco americano conseguir la misma tensión que logró en Europa. Si va por ese camino puede salir airoso.
Por lo pronto, ¿el argentino sigue manteniendo el nivel?
Dos hermanos viven en una zona rural, una noche al más chico le empieza a llamar la atención unos disparos. Cuando recorran la zona descubrirán que el mal está muy cerca de ellos, más de lo que creen.
Desde sus inicios, en pequeños cortometrajes, el guionista de “La muerte conoce tu nombre” nos dejó entrever que tenía un excelente pulso en la escritura. Donde, a modo de metáfora, nos presenta distintos universos que nos hacen estremecer los cuales en el fondo están más cercanos de lo que creemos. No sólo nos atemorizaba en el género de terror. La comedia negra es otro de los talentos que lleva en la sangre. “El balerazo”, “El mate amargo” o “No sabes con quien estás hablando” son prueba de ello.
En cuanto a su nuevo trabajo debo decir que me encantó. Es fuerte, shockeante e incorrecto. Se anima a escenas que no recuerdo ver en largometrajes de este tipo. El trabajo con niños es un tema delicado y hay que tenerlos bien gordos (como dicen en España) para animarse, siquiera, a cranear semejante locura.
Quizás lo que más flaquea son los efectos digitales, pero cuando de prácticos se trata tiran toda la carne al asador. Llegan a ser repugnantemente hermosos.
Se agradece que no haya ‘jumpscares’ y que la tensión va creciendo a medida que los inconvenientes se van acumulando. Claro que llega un punto que agobia aunque claramente sabe como hacernos bajar un segundo para recibir “otro hachazo”.
Se siente una cinta argentina que va a dejar un precedente en el que muchos encontrarán una base o referencia.
La historia, por más que tenga ese dejo de leyenda rural, se siente tan real y cercana que da miedo.
Podremos encontrar homenajes o escenas que nos recordarán a clásicos como: “¿Quién puede matar a un niño?”, “El pueblo de los malditos”, “Los usurpadores de cuerpos” y “La profecía”.
Hay unos eventos puntuales que deberían pasar a la historia del cine. Algunos sé que son tabú a día de hoy y suelen dar más bronca que miedo pero es según la moral de cada uno.
El sonido en conjunto con la banda sonora son los responsables de ir regando en cada segundo ese dejo de putrefacción. Para que a los corazones que ansían el terror del bueno sea un deleite para sus ojos.
No creo que sea sólo una carta de amor al cine como institución. Hay un deseo del cineasta de que seamos conscientes del mundo en el que estamos. Porque si dejamos que la maldad siga fagocitando y “enbichando” a las buenas personas, seguramente, vendrá el fin del mundo que tanto pedimos. Pero en el fondo nadie quiere enfrentarlo.
GUILLERMO VERÓN