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“Lady Bird” (Estados Unidos, 2017). Guion y Dirección: Greta Gerwig. Protagonistas: Saoirse Ronan, Laurie Metcalf, Tracy Letts, Lucas Hedges, Thimotée Chalamet y Beannie Feldstein. Duración: 94 minutos.
“Lady Bird” es la segunda película como directora de la actriz Greta Gerwig, y se encuentra nominada a 5 premios Oscar, entre ellos el de “Mejor Película” y “Mejor directora”, convirtiéndose así en la quinta mujer en alcanzar una nominación en este rubro. Su protagonista es Saoirse Ronan, quien a sus 23 años alcanzó su tercera nominación como “Mejor actriz”, acompañada de Laurie Metcalf, nominada a “Mejor actriz de reparto”, Tracy Letts, Lucas Hedges, Thimotée Chalamet y Beannie Feldstein.
La película, escrita también por Gerwig, es claramente autobiográfica, porque cuenta la historia de Christine McPherson, una adolescente que cursa el último año del colegio en una institución católica de la ciudad de Sacramento y se hace llamar Lady Bird. Su sueño es ir a estudiar a Nueva York al año siguiente, pero tiene que encontrar la forma de poder entrar, porque sus padres atraviesan dificultades económicas. Y mientras tanto va viviendo las diversas cosas que le ocurren a casi todas las adolescentes de su edad, contadas en tono humorístico y nostálgico, que se puede apreciar también en los tonos cálidos de la fotografía de Sam Levy propio del género coming on age.
El fuerte de esta película son las actuaciones de Saroise Ronan y Laurie Metcalf, que construyen una conflictiva relación madre e hija, en la que una no quiere que la otra cumpla su sueño de ir a estudiar a una Nueva York inmediatamente posterior al atentado a las Torres Gemelas. Y este es el conflicto principal que da origen a la trama, porque Lady Bird encuentra ahí a una antagonista contra la cual rebelarse, afirmar su personalidad e ingeniárselas para alcanzar que sus objetivos se desarrollen, y haciendo que todo quede en un mismo nivel.
Pero el principal problema se encuentra en el guion, nominado al Oscar como “Mejor Guion original”, que busca abarcar demasiados temas, por lo cual se acumulan las escenas en forma desordenada, lo que permite que muchas situaciones interesantes o gags ingeniosos se echen a perder, como el de la visita sorpresa de la nueva amiga cool a la casa equivocada, y que muchos momentos claves para el personaje de Lady Bird, como la ruptura con su primer novio o su debut sexual, terminen abruptamente.
En conclusión, “Lady bird” no se destaca entre estas películas independientes sobre adolescentes en crisis, como sí lo hiciera por ejemplo “La joven vida de Juno” (Juno, Jason Reitman, 2007), porque busca abarcar demasiados temas y se vuelve bastante desordenada. Pero de la que se rescata la muy buena actuación de Saroise Ronan, como una adolescente de clase media con la que es fácil sentirse identificado.
PATRICIO FERRO